En 1968 John Cassavetes trabajaba protagonizando Gli Intoccabili (1969), conocida mundialmente como Machine Gun McCain, una vigorosa película de crimen situada principalmente en Las Vegas y dirigida por Giuliano Montaldo, clásica del cine de crimen italiano en la que Cassavetes actúa como un exconvicto que lidia con su hijo que también anda en malos pasos y se envuelven en problemas con diferentes bandos de la mafia. Gena Rowlands, esposa de Cassavetes y actriz principal en muchas de sus películas, también tiene un papel, al igual que Peter Falk, al que Cassavetes se volvió más cercano en esta cinta, hecho que los llevó a trabajar juntos varias veces más y volverse buenos amigos.
En ese tiempo la industria del cine en Italia estaba produciendo muchas películas con fines comerciales en las que directores como Umberto Lenzi, Mario Bava, Fernando Di Leo, Sergio Sollima, Elio Petri, y el internacionalmente reconocido Sergio Leone son responsables de un cine de variados géneros que hoy en día aficionados del medio respetan altamente. Subgéneros como el Poliziotteschi, el Giallo y el Spaghetti Western surgieron en ese tiempo y los repartos de estas películas eran combinaciones de italianos con actores de otras partes, cada quien actuaba en su lenguaje y después les doblaban la voz en posproducción.
Es interesante que la industria italiana haya actuado de esta forma pues nos regaló papeles foráneos de actores como Jack Palance, Jessica Harper, Fernando Rey, Klaus Kinski, Martine Beswick, Boris Karloff, Richard Conte y, por supuesto, Clint Eastwood, entre otros. (En el universo de Quentin Tarantino, Rick Dalton, el personaje de Leonardo Dicaprio en Once Upon a Time in Hollywood (2019) toma la decisión de irse a Italia y también participar en algunas de estas películas.)
Trabajando en Machine Gun McCain, Cassavetes vio que en Italia había oportunidad de producir nuevas películas por un bajo costo y decidió hacerle una llamada a su amigo y constante socio detrás de cámaras Al Ruban para decirle que era hora de dirigir una nueva película y que le habían hecho una oferta. Le ayudó que ese mismo año su previa película Faces (1968) fuera el mayor éxito de cine independiente hasta esa fecha y duró 18 semanas proyectándose en Manhattan, algo único para una película hecha fuera de un estudio en esos días. Cassavetes había dirigido Faces con su propio dinero del sueldo que le habían pagado en The Dirty Dozen (1967) y Rosemary’s Baby (1968) con un bajo presupuesto que no le dejó expresar su historia con otro lujo más que el de los sentimientos de sus actores.
Ruban le preguntó cual era la oferta. Casavettes no tenía idea, necesitaba su ayuda. Ruban voló a Roma para ayudarle con el trato y convencieron a Bino Cicogna, productor en la empresa EuroInternational para que les diera 1 millón de dólares. Cassavetes le habló a Peter Falk y a Ben Gazzara para decirles que era hora de trabajar juntos por primera vez pues los tres neoyorquinos apreciaban su trabajo mutuamente. Éstos se confundieron con la sugerencia, pues nunca habían quedado en nada, pero terminaron aceptando. Este es el origen de Husbands (1970), una película que hoy sigue siendo un examen para un público inmenso de espectadores.
La realidad es que Husbands no es fácil de digerir y mucho menos fácil de descifrar. Tres amigos, Gus, Archie y Harry, interpretados por Cassavetes, Falk y Gazzara respectivamente, sufren por el inoportuno fallecimiento de su otro mejor amigo, Stuart, al que solo vemos en un montaje de fotos en la primera secuencia de la película y que curiosamente es el más distinto de los tres, al menos físicamente. Al terminar el funeral deciden sumergirse en unos cuantos días de embriagamiento, aventura que inicia con una fuerte borrachera en Nueva York, su tierra natal, y sus impulsos los llevan hasta Londres donde dejan atrás el sufrimiento por su amigo y emergen diferentes problemas personales.
La película tiene muy pocas pretensiones estéticas y no sigue una narrativa típica. Lo único que hace que la historia avance son emociones explosivas y traviesas de parte de los tres protagonistas. Se burlan de gentes, una señora (Leola Harlow) que canta en una mesa llena de cervezas en alguna taberna de la ciudad es acorralada por los tres y la provocan y provocan tanto que parece que ella es la que los esta alentando a seguirla humillando. Dicen cosas sin sentido, vomitan, discuten, maldicen, explotan en risas y en corajes.
Harry es el más malhumorado de los tres y tiene una esposa que se esconde en el closet cuando este llega amanecido a cambiarse de ropa para irse a trabajar, una discusión violenta se desenvuelve entre los dos y sus dos amigos lo tranquilizan. Gus y Archie deciden no ir a sus casas y se van en vivo al consultorio dentista de Gus donde aún ebrio, atiende a una mujer que anestesiada dice cosas sin sentido y a este le da una risa disparatada por el estado en que se encuentra.
Harry, en su trabajo de publicidad, pasa corajes y se expresa con un vacío que se nota en su mirada, mientras observa las fotos de sus hijos en su escritorio, una de las únicas escenas que presenta una estética artística que ni siquiera parece parte de la película sino alguna especie de sueño interino. Fuera de ahí todo se siente improvisado y austero, hay muchos acercamientos a caras que no requieren la decoración de un fondo específico, todo se ve negro detrás, y en algunas partes el lente fotográfico se siente descuidado como si esa toma hubiera sido la favorita de Cassavetes no tanto por la imagen sino por el sentimiento expresado.
Ese mismo día se vuelven a reunir, y mientras payasean en las calles mientras todos se les quedan viendo deciden volar a Londres a seguir con su reunión explosiva, donde la segunda mitad de la película se desenvuelve, Harry lo sugiere (lo vemos en su casa sacar sutilmente su pasaporte de un cajón) y los dos amigos aceptan sin pensarlo dos veces. Duermen una hora de siesta y se vuelven a emborrachar en un lugar de apuestas y terminan con mujeres en sus cuartos de hotel. Nada sale bien con sus respectivas mujeres. Mary, la pareja de Gus, una mujer inteligente y alta interpretada por Jenny Runacre entrega un papel muy especial y la carrera de Runacre se disparó gracias a esta película. La actriz después trabajó con directores aclamados como Michelangelo Antonioni y Pier Paolo Pasolini (Harvey Keitel le dijo a Runacre en el set de The Duellists (1977) que Martin Scorsese lo hizo ver numerosas veces Husbands para entender como quería hacer Mean Streets (1973), la película que lanzó tanto a Keitel como Scorsese a la fama).
Husbands puede interpretarse por algunos espectadores como nada más que una historia misógina de hombres miserablemente confundidos tratando mal a mujeres. Sin embargo, Betty Friedan, una autora feminista influyente de su tiempo y escritora del famoso “The Feminine Mystique” (Mathew Weiner dice que su mente estuvo cerca del libro cuando empezó a escribir la serie Mad Men, en la que dos de los personajes principales, Peggy Olson y Joan Harris, son mujeres sobresalientes en un negocio dominado por hombres) la consideró el mayor exponente del cine de su tiempo que toca los problemas de la mujer y dijo en una pieza del New York Times que Husbands “confronta la realidad de la alienación, la soledad, la necesidad insatisfecha de amor e intimidad humana, así como las frustraciones, hostilidades y resentimientos que plantean barreras casi imposibles al amor entre hombres y mujeres de hoy”. Si uno no puede aceptar esta historia por su cruda honestidad, tal vez es una de las tantas razones por la cual no conseguimos llegar a ser una mejor sociedad cuando se trata del controversial dilema del hombre y la mujer. Ninguna de las acciones que estos hombres cometen se ve que sea por orgullo o placer (a excepción de la amistad de los tres, que parece ser lo único real que tienen), todo es a base del estrago, ineptitud y arrepentimiento. No nos queda más que tenerles compasión.
Antes de que la película saliera al público hubo otras versiones que nunca podremos ver, se dice que se imprimió demasiada cinta y cientos de horas de tomas quedaron fuera. Cassavetes se deshizo de esa primera versión con la cual no estaba satisfecho y utilizó las escenas que pensó eran realmente necesarias para expresar sus sentimientos con la ayuda de un gran elenco que en ese tiempo iba comenzando, continuó colaborando, y ahora es una especie única en su categoría a pesar de haber inspirado a cientos de cineastas en las décadas posteriores. Husbands refleja una realidad pero también trata de ganarle, trata de mostrarnos un arte puro, si es que eso existe, dejando espacios vacíos en los que lo único que se puede hacer es contemplarlos y encontrarles algo, espacios que a veces el cine deja fuera por querer quedar bien con sus consumidores o con su propia narrativa. John Cassavetes se arriesgaba, él solo buscaba expresarse honestamente y esto puede ahuyentar a públicos de diferentes formas. Ben Gazzara consideró hasta el día de su muerte a John Cassavetes como su mejor amigo que, junto con Peter Falk, trabajando en una amistad ficticia, crearon una amistad real y eterna y le regalaron una pieza única a sus aficionados en la que muchas cosas son complicadas pero su pasión y generosidad son continuas.